¿De verdad creen que solo las marchas sacarán a Maduro?

Es increíble cómo todavía hay quienes piensan que las marchas, por sí solas, lograrán sacar a Maduro del poder. No es que marchar no sea importante, pero la verdad es que siempre, y aunque suene chimbo, la última palabra la tiene el ejército.

Algunos dirán que hay dictaduras que han caído por protestas masivas, y es cierto, pero revisen bien la historia: en esos casos, el ejército terminó apoyando al pueblo o, al menos, se negó a reprimir. Sin el respaldo (o la neutralidad) de las fuerzas armadas, cualquier intento de cambio se queda a medias.

En Venezuela, marchar sirve para demostrar descontento y enviar un mensaje al mundo, pero no basta. Sin que el ejército dé un paso al frente, ninguna cantidad de marchas, cacerolazos o llamados internacionales será suficiente para lograr un cambio real.

El problema es que el régimen ha trabajado por años para garantizar la lealtad (o el miedo) dentro de la cúpula militar, convirtiendo a las fuerzas armadas en una herramienta de represión en lugar de una institución al servicio del pueblo.

La clave está en reconocer que, aunque el pueblo debe presionar, el verdadero cambio vendrá cuando las fuerzas armadas tomen una postura diferente. La pregunta es: ¿cómo logramos que eso suceda?