Me estoy quedando pelado, realmente vale la pena seguir viviendo?
De pibe, siempre tuve el pelo largo. Era el clásico metalero fanático de Slipknot (y Tan Biónica). Mi cabello era largo y suave como la seda; incluso, las chicas de aquella época envidiaban mi melena porque, aunque no la cuidaba, con el sol brillaba como el reflejo de mil joyas.
Al cumplir 18, comencé a trabajar y conseguí empleo en una fábrica. Me aceptaron tal cual era, con esa larga cabellera que me había acompañado durante la secundaria. En pocos meses, mis compañeros me apodaron "el vikingo". Fue una época de mucho gimnasio que también ayudó a mi contextura física. Verme en el espejo, con mi figura y mi gran cabello, me daba un boost de autoestima increíble.
Pero, como todo en la vida, nada es para siempre. Noté que en las entradas mi cabello ya no era tan fuerte como antes. Desesperado y sin saber qué hacer, decidí raparme. Grata fue mi sorpresa al descubrir que era cuestión de tiempo para lo inevitable. Sentí una amarga tristeza al darme cuenta de que nada volvería a ser como antes. El pelo, que tantas alegrías me dio y fue parte de mi vida, empezaba a desaparecer.
Me duele aceptar que hoy la ciencia es capaz de crear un bebé en un laboratorio, pero todavía no tenga una cura 100% eficaz para la calvicie. Lo que más me cuesta es aceptar el dolor, decirme a mí mismo que no sea trolo y aparentar felicidad frente a las personas que me rodean, cuando por dentro solo siento bronca y tristeza.
Al contrario de un pelado que se lo representa como vil, garca y amargado en la antiguedad el pelo largo era sinonimo de fortaleza, sabiduria y liderazgo